jueves, 9 de julio de 2009

LA PARALITICA -Alberto Urdapilleta en "Vagones transportan humo"

¡Sí, es verdad! ¡Sí es verdad! ¡Es verdad, oficial! Sí, sí, sí, yo la maté. Pero es porque me tenía harta, ella era mala, pérfida, ladina, ponzoñosa. Y me cansé de sus ojos de mosquita muerta. Y de que se hiciera la paralítica. Por que ella no podía moverse, es cierto, ahí están los certificados de los doctores, pero no era como para poner ojos de paralítica, ella se regodeaba con su trajedia y yo le decía paralítica de mierda y le tiraba caldo con cabello de ángel, hirviéndo se lo tiraba en la cabeza y por eso estaba toda pelada. Sí es verdad, día por medio a las cinco de la mañana le tiraba el caldo porque no soportaba sus piernas flácidas y el olor a paralítica y la mentalidad de discapacitada y sobretodo porque no había tenido la culpa de que se subiera al andamio en la obra en construcción en el Chaco, cuando yo era bailarina, más que la Belfiore, que me fuí al monoblock en contrucción atrás del obrero paraguayo y ella, como buena madre hija de puta que era , me persiguió para espiarme y se cayó del andamio, porque yo en esa época tomaba cañita Legui, sí, y después licor Ocho Hermanos, que no hay nada más dañiono que eso, y un día me preguntó por el hamster y yo no le entendía porque decía lmmmmm jjmmmúmmter desde la silla de ruedas, en el patio de atrás, mientras yo colgaba los pañales de su incontinencia todos percudidos lmmmmm jjmmmúmmter ¿¡el hámster!? le dije ¿¡sabés lo que le hice a tu hámster!? ¡lo desollé vivo! Y ahora está enterrado debajo de tu cama.
¡¡¡Lmmmmm jjmmmúmmter!!! ¡Hablá bien gangosa de mierda!, le decía yo, oficial, porque ella me lo hacía a propósito para cagarme porque yo era bailarina y peluquera y me debía a mi arte, no tenía por qué vivir así entonces, la maté ¡sí! ¡la maté oficial! ¡Yno sabe que liberación! Puse un disco de Richard Clayderman
el claro de luna
y bailé como la llama
de una vela
en un velorio.

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